Coaching para jinetes: silenciar al “yo interior”.
El constante flujo de pensamientos del “yo interior” (la voz del ego) es lo que interfiere en el rendimiento natural del jinete.
El jinete conecta con el caballo mediante un proceso que no parece requerir la intervención del pensamiento. Parece “saber” qué hacer sin tener que pensar. Se trata de momentos en los que la mente no actúa como una entidad separada que nos dice lo que tenemos que hacer o critica la forma en que lo hacemos. La mente está en silencio. El jinete y su mente están “unidos” y la acción fluye tan libremente como un río.
El máximo rendimiento requiere una “des-aceleración mental”: menos pensamiento, menos cálculo, menos juicio, menos preocupación, menos miedo, menos expectativa, menos intento por esforzarse, menos lamentación, menos control, menos nervios y menos distracción. La mente está en calma y en silencio cuando está totalmente en el “aquí y ahora” y en una perfecta unidad con la acción ejecutada y el ejecutor de esa acción.
El objetivo del jinete es aumentar la frecuencia y la duración de ésos momentos, acallar de forma progresiva la mente y alcanzar así una expansión continua de su capacidad para aprender y actuar.
Conseguir acallar la mente es un proceso gradual que implica el aprendizaje de varias habilidades interiores. Estas habilidades son realmente un arte, el arte de olvidar los hábitos mentales que hemos adquirido desde la infancia.
La primera habilidad que tiene que aprender el jinete es la de abandonar su tendencia a juzgar su desempeño como “bueno” o “malo”. Cuando “des-aprenda” su tendencia a emitir juicios, podrá alcanzar un tipo de equitación espontánea y concentrada.
Coaching para jinetes: dejar de juzgar
El juicio es el acto por el cual se asigna un valor positivo o negativo a un hecho. Por lo tanto, los juicios son las reacciones personales de nuestro ego a todo lo que experimentamos, incluido el rendimiento deportivo. El problema estriba en que es el juicio el que da inicio al proceso del pensamiento. Una vez la mente híper-critica ha creado una identidad basada en sus juicios negativos, la interpretación seguirá escondiendo el verdadero potencial del jinete en la competición hasta que el embrujo hipnótico se rompa. Es decir, el jinete poco a poco, se va convirtiendo en aquello que piensa.
El máximo rendimiento requiere una “des-aceleración mental”.
Dejar de emitir juicios no quiere decir ignorar los errores. Quiere decir simplemente ser consciente de las cosas tal como son, sin agregarles nada. Si el juicio no fuese nada más que una descripción objetiva y no hubiese posteriores reacciones del ego, la interferencia sería mínima. Pero desgraciadamente, el tipo de descalificaciones que realiza el “yo interior” suele llevar a reacciones emocionales, a tensión muscular, a intentos por esforzarse demasiado y a las autocríticas (algunas de ellas devastadoras). El juicio produce tensión, y la tensión interfiere en la fluidez que requiere el movimiento rápido y preciso del caballo. La relajación produce saltos fluidos y el no-juicio los acepta tal como son –incluso, si resultan erráticos–.
Los errores que cometemos deben considerarse una parte importante del proceso de desarrollo. El jinete progresa mucho gracias a los errores, incluso los “bajones” son parte de ese progreso; no son “malos”, pero pueden prolongarse mucho en el tiempo mientras los considere algo “malo” y se identifique con ellos. Lo primero que hace falta es lidiar con los conceptos negativos que inhiben el proceso innato de desarrollo. El primer paso es visualizar los saltos tal como son. Tienen que ser percibidos con claridad. Esto sólo puede hacerse cuando el juicio personal del jinete está ausente. Apenas un salto es visto con claridad y aceptado tal cual es, comienza un rápido proceso de cambio hacia la mejora continua.
Cuando la mente se halla libre de todo juicio y pensamiento, aparece el silencio interior y actúa como un espejo para el jinete. El Coaching para jinetes te puede ayudar a ver las cosas tal como son.