Coaching para jinetes: el sentido de la competición.
En la cultura occidental contemporánea existe mucha controversia acerca de la competencia. Hay gente que la valora mucho ya que la considera responsable del progreso y la prosperidad en Occidente. Otra gente afirma que la competición es mala, ya que enfrenta a las personas y es por tanto, divisiva. Dicen que lleva al antagonismo entre las personas y a una falta de cooperación que acaba produciendo ineficiencia. Aquellos que valoran la competición les suelen gustar deportes como el fútbol, el baloncesto, el tenis o el golf. Por el contrario, aquellos que ven la competición como una forma de hostilidad legalizada, suelen preferir actividades recreativas no competitivas tales como andar, correr, el surf y otras más individuales. Su lema es que la cooperación es mejor que la competición.
Cuando el miedo por gustar a los demás desaparece, aparece el verdadero jinete.
En la competencia, cada jinete piensa que al haber derrotado al otro ha mostrado su superioridad sobre él, no solo en el recorrido en cuestión, sino como persona. Lo que no se suele reconocer es que la necesidad de demostrar nuestro propio valor está basada en la inseguridad y en la falta de confianza que tenemos en nosotros mismos. Uno necesita demostrar su valor ante los demás en la medida en que se siente inseguro acerca de quién es en verdad.
Coaching para jinetes: ¿para qué competimos?
Cuando la competición es usada como una forma para crear una imagen de uno mismo en relación con los otros, es cuando sale a relucir lo peor de la naturaleza humana. Entonces, es cuando salen a relucir en gran medida los típicos miedos y frustraciones. No habría ningún problema con la competición si no estuviese en juego nuestra imagen de nosotros mismos. Usando nuestra habilidad inherente a la equitación como una de las varas de medición, proyectamos que sólo siendo los mejores, sólo ganando, lográremos conseguir el amor y el respeto que necesitamos. Sin embargo, al aprender a medir nuestro valor según nuestros logros y habilidades, ignoramos el verdadero e inconmensurable valor de cada individuo. De esta forma, poseídos por el afán de triunfo se eclipsa todo lo demás. La tragedia de esta creencia no reside en que no encontraremos el éxito que buscamos, sino en que no encontraremos el amor, o incluso, el respeto por uno mismo que supuestamente venía con ése éxito.
Además, en la búsqueda unilateral del éxito medible, descuidamos el desarrollo de muchos otros potenciales humanos. Mientras algunos jinetes parecen estar atrapados en la obsesión por alcanzar el éxito, otros adoptan una posición de rebeldía. Al señalar las evidentes limitaciones y la crueldad de una cultura que sólo tiende a valorar al ganador e ignora las cualidades positivas de los que no ganan, estos jinetes rebeldes critican duramente la obsesión competitiva. Parecen buscar el fracaso al no hacer ningún esfuerzo por ganar o triunfar. Se han dado de baja. Al no intentar ganar no suelen admitir que, si realmente lo hubiesen intentado y hubiesen perdido, entonces “sí” que hubiese contado su esfuerzo. Esa derrota habría sido también una medida de valor. Esta creencia es la misma que la del jinete competidor que está intentando demostrar su propio valor.
Ambas creencias tienen que ver con el ego intentando promoverse a sí mismo. Ambas están basadas en la errónea suposición de que el respeto por uno mismo depende de lo bueno que sea nuestro desempeño en relación con los demás. Ambas reflejan el miedo de no dar la talla. Sólo cuando este miedo básico e insidioso comienza a desaparecer, podremos descubrir un nuevo sentido en la competición.
Para superar este miedo y conseguir mejorar la autoestima del jinete más allá de su desempeño deportivo, el Coaching para jinetes es una fantástica herramienta de la que echar mano en momentos en los que el jinete siente la limitación de su diálogo interior y de sus creencias sobre sí mismo y el mundo que le rodea.