Coaching para jinetes: la confianza en uno mismo.
Como comentaba en el artículo “Un caballo, dos jinetes”, al lomo del caballo van siempre dos jinetes. El jinete número 1 es el que juzga, habla con el otro jinete, le da órdenes, le critica y provoca la falta de concentración. El jinete número 2 es el que realiza los saltos, el que aprende y trata de esforzarse para acometer el recorrido de la forma más correcta posible. El primero se centra en el cerebro y el segundo en el cuerpo.
Cuanto el jinete deja de juzgar, aparece la seguridad en sí mismo, ingrediente indispensable para conseguir el máximo rendimiento. La desconfianza de nuestro ego sobre nuestras propias capacidades es lo que causa el intentar esforzarse demasiado y el diálogo interior que limita el desempeño. La palabra clave es entonces “dejar”. Confiar en la capacidad del jinete número 2 y dejar que maneje el caballo. El jinete número 1 debe mantenerse al margen.
Dejar de juzgar, “dejar que ocurra” y la creación de imágenes, son las tres habilidades básicas que todo jinete debe tener.
“Dejar” que ocurra no es lo mismo que “hacer” que ocurra. No es intentar esforzarse. No es controlar los saltos, los trancos, las distancias, el ritmo. “Hacer” que ocurra son acciones del jinete número 1, que toma las riendas porque desconfía del jinete número 2. Esta intervención del jinete número 1 es la que produce tensión muscular, saltos rígidos, torpeza en los movimientos, dientes apretados y músculos faciales contraídos. Frecuentemente, durante el calentamiento inicial, el jinete confía en su cuerpo y lo deja actuar porque la mente egoica se dice a sí misma que los saltos del calentamiento no cuentan. Pero una vez que comienza la competición, el jinete número 1 asume el control y en los saltos cruciales comienza a dudar de la capacidad del jinete número 2. Cuanto más importante sea el salto, más intentará controlarlo, y es justamente entonces cuando se produce el “agarrotamiento”. Los resultados son casi siempre decepcionantes.
Coaching para jinetes: Dejar que ocurra
Las acciones del jinete número 2 están basadas en la información que ha almacenado en su memoria sobre acciones propias que ha realizado en el pasado o sobre acciones que ha observado en otros jinetes. Cada vez que ejecuta un salto, sea correcta o incorrectamente, la memoria del jinete número 2 está recabando valiosa información y almacenándola para futuros saltos. A medida que practica, el jinete número 2 refina y aumenta esa información almacenada. Está siempre aprendiendo cosas nuevas. Recordará cada acción ejecutada y sus consecuencias de acuerdo al nivel de atención y de alerta demostrados por uno mismo. Simplemente, absorbe “visualmente” la imagen que tiene frente a él. Para el jinete número 2, una imagen vale más que mil palabras.
La comunicación con el jinete número 2
Es necesario establecer una nueva y mejor relación entre los jinetes 1 y 2 que montan el caballo. Esta relación tiene que estar basada en el respeto y en la confianza. El cambio debe comenzar por un cambio de actitud que de verdad aprecie y reconozca el mérito y el esfuerzo del jinete número 2. Es una actitud de respeto basada en el reconocimiento de la inteligencia natural y de las capacidades del jinete número 2. A medida que el jinete número 1 vaya aumentando el respeto por el jinete número 2, los pensamientos y los sentimientos derivados de una actitud crítica y controladora tenderán a desvanecerse y emergerá la mejor versión del jinete número 2, y por tanto, del rendimiento en la competición.
Si te interesa profundizar sobre el diálogo interior, te invito a leer el artículo de mi blog: “Hablando solos”.
¿Cómo hacer para que el jinete número 1 se comunique mejor con el número 2?
- Crear una imagen lo más clara posible del resultado deseado: El jinete número 1 debe estar relajado, debe abstenerse de dar órdenes sobre cómo hacer las cosas y evitar cualquier esfuerzo por controlar la ejecución de cada acción que realiza el jinete número 2.
- Es vital darle al jinete número 2 una imagen que pueda imitar: El único papel del jinete número 1 es el de quedarse tranquilo y observar los resultados con desapego.
- Romper con la imagen que el jinete tiene de sí mismo: La mayoría de los jinetes se hipnotizan a sí mismos de forma que acaban interpretando el papel de un jinete mucho peor del que realmente son. Cuando el jinete rompe con su propio estereotipo, puede extender los límites de su estilo y explorar aspectos reprimidos de su personalidad. A medida que vaya accediendo a las diferentes cualidades del jinete número 2, comenzará a descubrir que puede hacer uso de cualquiera de ellas y escoger la que sea más adecuada para cada situación, dentro y fuera de la competición.
Dejar de juzgar, “dejar que ocurra” y la creación de imágenes, son las tres habilidades básicas que todo jinete debe tener para mejorar su diálogo interior y su desempeño en su deporte favorito.