Coaching para jinetes: aprendiendo a centrar la atención.
Abandonar el juicio sobre uno mismo, el exceso de pensamiento y las diferentes formas de autocontrol, no nos asegura que el tránsito por el proceso de aprendizaje natural resulte algo fácil de conseguir. Luchar contra la mente es algo que no funciona, lo que funciona es aprender a concentrarla.
Incluso cuando uno ha experimentado los beneficios prácticos de una mente en calma, sigue encontrando que se trata de un estado esquivo. Sigue habiendo un impulso recurrente por pensar en la manera en que ejecutamos los saltos, convertirlo todo en una fórmula y por consiguiente, llevar las cosas al terreno del jinete número 1 (ver artículo “Un caballo, dos jinetes”), un terreno en el que éste pueda sentir que tiene el control. En este impulso radica el deseo persistente del jinete número 1 por llevarse el mérito y por ser algo que en realidad no es. Y este proceso genera un flujo interminable de pensamientos que distorsionan la percepción y la reacción del jinete.
El problema de abandonar el jinete número 1 y sus interferencias no es nada fácil de resolver. En última instancia, resultaría bastante difícil lograr que la mente pueda ser controlada por el mero hecho de dejarse ir, es decir, por un proceso más bien pasivo. Para acallar la mente uno tiene que aprender a colocarla en algún sitio. Uno no puede simplemente abandonarla, tiene que concentrarla en algo. En el caso de la equitación ese algo bien puede ser el recorrido en sí, los obstáculos o la vista en el horizonte.
Coaching para jinetes: presencia en el «aquí y ahora»
En la medida en que uno alcanza la concentración, la mente se acalla. Al mantener la mente en el presente, ésta se calma. La concentración quiere decir mantener la mente “en el aquí y en el ahora”. Al aprender a concentrar la atención mientras montamos a caballo, desarrollamos una habilidad que puede mejorar nuestro rendimiento en cualquier otro aspecto de la vida. La mente concentrada sólo capta aquellos aspectos de la situación que son necesarios para llevar a cabo la tarea que tiene entre manos. La mente no debe distraerse con otros pensamientos o hechos externos, debe estar totalmente absorta en lo que importa “aquí y ahora”.
Por tanto, el jinete debe procurar estar siempre “en el aquí y en el ahora”. Si la mente está concentrada en el presente, se evita que viaje hacia el pasado (lo “bien” o “mal” que se han hecho antes los saltos) o hacia el futuro (cuánto nos gustaría hacer los saltos de otra manera). La mayoría de los jinetes, después de un tiempo, suelen notar que sus mentes vuelven a vagabundear, pues a la mente le es muy difícil concentrarse en una sola cosa durante un largo período de tiempo. La cuestión es mantener la concentración durante largos períodos de tiempo. Una buena forma de conseguirlo consiste en interesarse sinceramente por el recorrido y sus características. Para ello, es necesario no pensar que ya lo sabemos todo sobre él.
Luchar contra la mente es algo que no funciona, lo que funciona es aprender a concentrarla.
La concentración no se logra observando fijamente una cosa, no es algo que se pueda forzar. Tampoco es algo que tenga que ver con pensar mucho acerca de una cosa. La concentración natural surge cuando la mente está interesada, curiosa por lo que está sucediendo en el momento presente. Cuando esto sucede, la mente se ve irresistiblemente atraída hacia aquello que de verdad le interesa. Se trata de algo que sucede de forma relajada y sin esfuerzo, sin tensión ni necesidad de control. Dejemos que el recorrido atraiga nuestra atención, así nuestra mente y nuestros músculos estarán adecuadamente relajados.
La PNL (programación neurolingüística) proporciona herramientas muy útiles para entrenar la concentración relajada del jinete. Lo ideal para mejorar en esta técnica, es englobarla dentro de un proceso de Coaching deportivo en el que el jinete trabaje profundamente su dialogo interior mientras compite.